DEFINICIÓN
El pericardio es la membrana que rodea el miocardio, alojando una laguna de líquidos que lubrican el movimiento cardiaco y que gracias a su motilidad y reducida flexibilidad, sirve de sustento al trabajo expulsivo de la sangre que realiza el miocardio. La inflamación del pericardio puede ocurrir por diferentes causas, pero todas se traducen en un roce cardiaco perceptible a la auscultación, seguido de la disminución de la intensidad de los sonidos cardiacos, y de la presentación de insuficiencia cardiaca congestiva en la medida en que al interior del pericardio se acumulan exudados inflamatorios, el cual se organiza formando adherencias que tienen un efecto restrictivo y obliterante sobre la motilidad cardiaca.
ETIOLOGÍA
Las causas más comunes de pericarditis en el bovino se pueden clasificar en:
Traumáticas: la pericarditis traumática es tal vez la causa más común y más evidente de pericarditis en los bovinos, al ser consecuencia de cuerpos extraños, perforantes que acceden al pericardio desde el retículo, a través del diafragma.
Infecciosas: entre los gérmenes y patógenos que pueden causar pericarditis se cuentan:
- Pasteurella multocida
- Haemophilus
- Micobacterium bovis (Tuberculosis)
- Pseudomonas
- Mycoplasmas
- Agentes causales de hepatitis infecciosas.
Inicialmente la inflamación del pericardio provoca hiperemia (acumulación de sangre en los tejidos que normalmente se acompaña de aumento de temperatura y externamente de coloración rojiza o rubor); además se acumula exudado con alto contenido de fibrina que al organizarse, genera roce al movimiento cardiaco, cuando estas hebras de fibrina se separan de las paredes del pericardio, y eventualmente del miocardio, flotan en el líquido pericárdico y reducen la posibilidad de auscultar los sonios cardiacos.
En la medida que el cuadro avanza, nuevas adherencias, se liberan y absorben toxinas y bacterias que llegan al torrente sanguíneo provocando toxemias y septicemia.
Tanto la septicemia, como la insuficiencia cardiaca per se, pueden desencadenar la muerte del animal.
La pericarditis por pasteurella multocida puede ser parte de un cuadro mayor, como la pasteurelosis septicémica aguda. Como la bacteria habita normalmente en el tracto respiratorio superior de los bovinos, bastan situaciones que disminuyan las defensas de un animal, para que se pueda provocar el cuadro. Aproximadamente el 13% de los animales que sufren de pasteurelosis, presentan pericarditis a la necropsia, y un porcentaje menor, presenta signos propios de esta patología.
SIGNOLOGÍA
Las pericarditis provocan inapetencia, inmovilidad, baja de la producción láctea, curvamiento del raquis, ingurgitación yugular con pulso venoso, edema en la papada.
A la auscultación cardiaca se pueden detectar – inicialmente - ruidos de roce y chapoteo y – en fases más avanzadas – disminución de la intensidad de los tonos cardiacos.
Las pruebas colaterales del rumen pueden dar resultados positivos, con cese de rumia y reticulopericarditis. Del conjunto de pruebas complementarias, las de mayor utilidad en terreno son: pellizcamiento del dorso y la prueba de la barra, en las que se observará una reacción dolorosa al aumentar la presión abdominal sobre la zona pericárdica.
DIAGNÓSTICO
En terreno se realizará examen clínico especial del sistema circulatorio y digestivo, durante el cual se pueden obtener muestras de sangre que mostraría leucositosis, neutrofilia y desviación a la izquierda.
La prueba del glutaraldehido es positiva en el 90% de los casos de reticulopericarditis traumática.
TRATAMIENTO
En los casos infecciosos, los antibióticos son la base de la terapéutica, acompañados de cuidados de enfermería que incluyen ambiente controlado, especialmente en cuanto a temperatura, de modo de evitar estrés al animal.
En los casos de pericarditis derivada de cuerpos perforantes desde el rumen, el retiro quirúrgico de los mismos debe ser realizado a la brevedad, seguido de la administración de antibióticos (oxitetraciclinas) y antiinflamatorios sistémicos.
En muchos casos es preferible sacrificar al animal debido a la baja taza de recuperación, particularmente en aquellas pericarditis causadas por agentes infecciosos.
BIBLIOGRAFÍA
Medicina Veterinaria; Blood, Henderson y Radostits, 6ª edición.
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